Pastel de Chucho Margariteño: sabor y tradición en cada bocado

pastel de chucho margariteño

Cada vez que recordamos nuestro país, el aroma del mar y el calor de la familia, uno de los sabores que más nos transporta de vuelta a ese rincón caribeño es el pastel de chucho margariteño

Ese plato, envuelto en hojas de plátano y cocido al vapor, guarda en su textura y aroma la historia de generaciones que celebraron la abundancia de la pesca y el ingenio para aprovechar cada recurso. 

En este artículo, recordaremos juntos el origen, los ingredientes y la preparación del pastel de chucho margariteño, además de compartir curiosidades, variaciones modernas y su presencia en festivales europeos. Todo ello desde la nostalgia y el cariño de quienes echamos de menos nuestro hogar.

Origen del pastel de chucho margariteño

Costa de Margarita Venezuela

Hablar del pastel de chucho margariteño es hablar de la memoria viva del oriente venezolano, de esos sabores que no solo llenan el estómago, sino también el alma. 

Para quienes estamos lejos, este plato no es solo comida: es una manera de volver, aunque sea por un momento, a esa isla cálida donde el sol se confunde con el mar y la brisa lleva el olor del coco y el ají dulce.

Este manjar nació en las humildes costas de Margarita, entre redes de pesca, manos curtidas por el trabajo y fogones que contaban historias sin palabras. El chucho, una raya común en nuestras aguas no era lujo, pero sí una bendición. 

Cuando llegaba fresco del mar, las familias lo desmenuzaban con paciencia, lo salaban y lo guardaban como un tesoro. Todo se cocinaba con el ritmo lento de la tradición, con el cariño de quien sabe que está alimentando no solo cuerpos, sino también corazones.

De ese pescado nacía un guiso sabroso, espeso, lleno de alma criolla. Y junto a él, el plátano maduro frito, que le da ese dulzor tan nuestro, ese abrazo en el paladar. Se cocía al vapor, y al destaparlo…  ese gran aroma que nos hace cerrar los ojos y ver la casa de la abuela, el patio lleno de risas, y la mesa larga donde siempre cabía uno más.

Con los años, el pastel de chucho evolucionó. El chef Rubén Santiago fue uno de los que le dio alas para volar más allá de Margarita. En su restaurante, «La Casa de Rubén«, refinó la receta sin quitarle el alma, y logró que este plato, nacido de la humildad y el ingenio, se convirtiera en una bandera gastronómica de Venezuela. Gracias a él y a tantos otros que han llevado el pastel consigo, hoy es reconocido dentro y fuera del país como uno de nuestros grandes orgullos culinarios.

Y, sin embargo, para quienes lo extrañamos desde lejos, el pastel de chucho no es solo un plato típico. Es cerrar los ojos y volver a sentirnos en casa. Es el sabor de un domingo en familia, de una Semana Santa bajo el sol, de un país que, aunque hoy se sienta lejos, vive en cada receta que recordamos con amor.

Quizás no se encuentre fácilmente en los menús de Europa o en las ferias internacionales, pero basta que uno de nosotros lo cocine, lo comparta, lo sirva con nostalgia y alegría, para que Venezuela entera esté ahí, sentada a la mesa.

Porque el pastel de chucho no es solo comida. Es memoria, es cariño, es patria. Y cada vez que lo comemos, aunque sea en otro país, volvemos aunque sea por un ratito a casa.

Ingredientes esenciales 

Ingredientes pastel de chucho Margariteño

Para recrear esa conexión con nuestro hogar, es esencial respetar la esencia del pastel de chucho margariteño. Los ingredientes tradicionales son:

  • 1 kg lomo de chucho (raya o pastinaca)
  • 6 tazas de agua
  • 1 limón
  • 1 cebolla cortada en cuadritos
  • 2 cebollines grandes
  • 1 pimentón cortado en cuadritos
  • 1/2 taza de ajíes dulces cortados en cuadritos
  • 1/4 taza de cilantro picado
  • Sal y pimienta al gusto

Para emplatar:

  • 4 plátanos grandes
  • 1 taza de aceite vegetal
  • 6 huevos
  • 200 gr de queso blanco desmenuzado

Elaboración paso a paso

Elaboracion pastel de chucho margariteño

Desalado y cocción del chucho

  • Empezamos limpiando la raya bajo el chorro de agua con un poco de limón para eliminar impurezas. Luego la colocamos en una olla con agua y cocemos a fuego medio durante 30 minutos.
  • Reservamos el caldo y dejamos enfriar el pescado.

Desmenuzado

  • Una vez frío, retiramos cualquier espina y desmenuzamos la carne en tiras finas.
  • Guardamos el pescado desmenuzado en un plato y reservamos.

Freír los plátanos

  • Pelamos los plátanos verdes y los cortamos en rodajas y los freímos en aceite hasta que adquieran un color dorado uniforme.
  • Escurrimos sobre papel absorbente y reservamos.

Preparar la base de huevo

  • Separamos las claras de las yemas y batimos las claras a punto de nieve
  • Incorporamos las yemas con suavidad, mezclando hasta que la preparación quede homogénea.

El sofrito y el guiso de chucho

  • Calentamos un chorrito de aceite en una sartén y pochamos la cebolla hasta que esté traslúcida. Añadimos pimentón, ajíes y cebollín picados, y salteamos brevemente.
  • Incorporamos el pescado desmenuzado, sazonamos con sal, pimienta y un toque de comino, y cocinamos 3 minutos.
  • Vertemos ¼ de taza del caldo reservado, subimos un poco el fuego y removemos hasta que la mezcla quede jugosa pero sin exceso de líquido.

Montaje del pastel de chucho margariteño

  • Precalentamos el horno a 180 °C y engrasamos una fuente apta para horno, luego colocamos una primera capa de plátanos fritos y encima, extendemos una capa del guiso de chucho.
  • Añadimos un poco de la mezcla de huevo y espolvoreamos el queso rallado.
  • Repetimos estas capas tantas veces como el alto de la fuente lo permita, terminando con queso en la superficie.

Horneado y presentación

  • Horneamos durante 25–30 minutos, hasta que el queso gratine y el interior cuaje.
  • Sacamos la fuente, dejamos reposar unos minutos y cortamos el pastel en porciones.
  • Servimos caliente y ¡a disfrutar de cada bocado!

Variantes contemporáneas

En la comunidad residente en Europa, la imaginación ha dado lugar a nuevas versiones sin perder la esencia del pastel de chucho margariteño:

  • Opción vegetariana: Sustituyendo la raya por setas salteadas con algas, manteniendo el puré de plátano
  • Base de yuca y plátano verde: sustituyendo parte del puré de plátano por puré de yuca para añadir fibra y reducir azúcar.
  • Porciones pequeñas: Mini pasteles para servir como aperitivo en reuniones y eventos.
  • Toque creativo: Incorporando queso suave o hierbas frescas como albahaca o cilantro en el relleno.

Curiosidades que envuelven al pastel 

Cocinando el pastel margariteño

Antes de profundizar en cada dato curioso, vale la pena reconocer que son esos pequeños detalles los que convierten al pastel de chucho margariteño en algo mucho más que un simple plato: son las pinceladas de historia, creatividad y tradición que guardan el calor de la isla.

A continuación, compartimos algunas de esas anécdotas y costumbres que llenan de vida y sabor esta joya culinaria:

  • Presentación tradicional: Antes de usar hojas de plátano, se utilizaban cestas tejidas, que aportaban una nota rústica.
  • Guarniciones familiares: En algunas casas se añadía un chorrito de vino seco al relleno, o se espolvoreaba un puñado de coco antes de cerrar el pastel.
  • Celebraciones religiosas: En la fiesta de la patrona local, este pastel formaba parte esencial de las ofrendas y los banquetes.
  • Transmisión de la receta: De generación en generación, sin apuntes ni libros, a través de la voz y la demostración en la cocina.
  • Concursos y encuentros: En los festivales de gastronomía insular, existe el certamen de “Mejor pastel de chucho margariteño”, donde cocineros aficionados y profesionales compiten por reproducir la receta más fiel o la versión más creativa.
  • ¡Ha llegado hasta Europa!: En varias ferias de comida latina por Barcelona o Milán, ya se ve al pastel de chucho margariteño saltando de puesto en puesto… ¡pero en miniatura! Lo presentan como bocadillos callejeros, con salsa de cilantro y un chorrito de lima, para que el paladar se dé un paseo por el Caribe. Ver a la gente saboreando ese trocito de isla, hace que la nostalgia se convierta en fiesta. No hay calor del trópico, pero sí mucho corazón venezolano en cada mordisco

Lánzate a preparar tu pastel de chucho, con tu sazón, a tu manera, con todo ese amor que solo sabe ponerle un venezolano a su comida.

Y para cerrar,  ¿por qué no acompañarlo con una buena torta negra venezolana como postre? Ese toque dulce y festivo que nos recuerda la Navidad, los cumpleaños en familia y todo lo bonito que sabe a Venezuela.

Con Curiara, te sentirás como en casa. Porque cada bocado es una historia, una memoria viva de hogar. Y en este viaje de volver con el corazón, te acompañamos siempre.