Para quienes hemos emigrado, la comida es mucho más que alimento: es memoria, compañía y una manera de volver a casa, aunque sea por un instante.
Por eso, cuando vivimos en España o en cualquier rincón de Europa, inevitablemente surge la pregunta: ¿cómo preparar sandwiches venezolanos si no tenemos los mismos ingredientes que en Caracas, Maracaibo o Valencia?
La buena noticia es que sí se puede. Con un poco de ingenio y conociendo las equivalencias que ofrecen los supermercados españoles, podemos recrear los sabores de nuestra infancia y compartirlos con amigos o familia.
Porque un sándwich de pernil, de jamón planchado o de diablitos no es solo un antojo: es un pedacito de identidad que viaja con nosotros.
En este artículo vamos a contar cómo adaptar los clásicos sandwiches venezolanos usando productos locales, qué panes y quesos se parecen más a los nuestros, y qué combinaciones nos acercan a ese sabor que tanto extrañamos.
El sándwich de pernil: una joya navideña

En Venezuela, el sándwich de pernil es un clásico de diciembre, pero también aparece en cualquier celebración familiar. El secreto está en la carne horneada lentamente y en ese adobo criollo inconfundible.
En España, conseguir pernil preparado como en casa puede ser complicado. Pero tenemos una alternativa cercana: el jamón asado que se vende en charcuterías o incluso el cerdo al horno que ofrecen en secciones de preparados.
Con un poco de salsa de mostaza y un buen pan crujiente (la barra gallega o el pan candeal funcionan de maravilla), logramos un resultado muy similar.
Para darle el toque venezolano, podemos añadir rodajas de tomate, lechuga y una mezcla de mayonesa con un toque de ajo. De esta forma, el sabor recuerda al pernil navideño que compartíamos en familia, pero adaptado a la despensa europea.
El de jamón planchado: tradición de merienda

Otro de los sandwiches venezolanos más queridos es el de jamón planchado, infaltable en panaderías y kioscos.
Ese jamón cocido con un toque de azúcar y mostaza es difícil de conseguir tal cual en España, pero se puede recrear con jamón cocido normal (jamón york) y un poco de creatividad.
Lo que solemos hacer es caramelizar ligeramente el jamón en una sartén, añadiendo un toque de azúcar moreno y mostaza de Dijon. Ese contraste dulce-salado nos acerca bastante al recuerdo original.
En cuanto al pan, una opción estupenda es la “viena” o el pan de molde artesanal, que se parecen mucho a los panes suaves de panadería que usábamos en Venezuela. Si lo queremos más “panadero”, el pan de leche español es una alternativa deliciosa.
El de diablitos: el que no puede faltar

Hablar de sandwiches venezolanos sin mencionar los de diablitos es imposible. Esa crema de jamón endiablado que acompañó meriendas escolares y viajes largos es parte de la memoria colectiva.
En España no existe exactamente el mismo producto, pero sí hay patés de cerdo con especias que se asemejan bastante. Algunas marcas de supermercados venden “paté de cerdo ibérico” o incluso paté picante que, mezclado con un poco de mayonesa, logra un sabor sorprendentemente parecido al de los diablitos.
El pan de molde clásico funciona perfecto para este sándwich, acompañado de un jugo o un café con leche, como hacíamos en casa.
El sándwich de pollo con aguacate

Este es uno de los favoritos en las panaderías venezolanas y un clásico de las reuniones familiares. Su secreto está en la mezcla cremosa del pollo desmenuzado con mayonesa y el toque inconfundible del aguacate.
En España resulta muy sencillo de preparar, porque el pollo lo conseguimos en cualquier supermercado y los aguacates, cada vez más presentes en los mercados locales, ofrecen una calidad estupenda.
Basta con desmenuzar el pollo cocido o al horno, mezclarlo con mayonesa y añadir trozos de aguacate maduro para lograr esa textura cremosa que tanto disfrutamos.
Si lo servimos en pan de molde artesanal o en un pan de leche, tendremos un sándwich fresco, sabroso y cargado de energía, perfecto para un almuerzo ligero o una merienda compartida.
Un recordatorio de que la cocina venezolana siempre encuentra maneras de adaptarse y brillar, incluso a kilómetros de distancia.
Otros sándwiches venezolanos

Además de los más emblemáticos, hay otros que podemos recrear fácilmente en Europa:
- Sándwich de queso amarillo y jamón: usando gouda o edam en lugar del clásico queso amarillo.
- Sándwich de pernil con queso gouda: combinación navideña que podemos armar fácilmente en cualquier charcutería.
- Sándwich de atún con mayonesa: un clásico de las loncheras y muy fácil de preparar con atún en lata y pan de molde.
- Sándwich de huevo duro con mayonesa: sencillo, nutritivo y perfecto para desayunos o meriendas rápidas.
- Sándwich de mortadela con queso: económico y delicioso, con mortadela italiana y un buen queso fundido.
- Sándwich de jamón serrano con tomate y queso: una fusión entre lo venezolano y lo español que conquista cualquier mesa.
- Sándwich de queso fresco con vegetales: usando quesos españoles suaves como el de Burgos o la mozzarella, acompañado de lechuga y tomate.
Panes españoles que se parecen a los nuestros

Uno de los retos más grandes es encontrar el pan adecuado. Los sandwiches venezolanos tienen mucho que ver con esa textura suave, pero firme que ofrecían las panaderías de barrio. En España, algunas equivalencias son:
- Pan de molde tipo brioche: se parece mucho al pan de sándwich venezolano.
- Pan de leche: ideal para sándwiches suaves como el de jamón planchado.
- Baguette gallega o pan candeal: perfectos para los de pernil.
- Pan pita o mollete andaluz: una buena base para rellenos más jugosos.
La clave está en probar y ajustar. No hay una sola opción correcta, sino muchas posibilidades que se acercan a nuestro recuerdo.
Quesos y embutidos equivalentes

En Venezuela, los quesos frescos son protagonistas, pero en España tenemos alternativas interesantes.
El queso llanero no existe aquí, pero podemos usar manchego curado o semicurado para darle fuerza a los sándwiches. El gouda o el edam recuerdan al “queso amarillo” que solíamos comprar en el supermercado.
Con los embutidos ocurre algo similar. El fuet, la mortadela italiana o el jamón cocido pueden suplir a los embutidos criollos que tanto extrañamos.
Si queremos recrear sabores más caseros, los fiambres de cerdo asado o pavo especiado son buenas opciones.
El valor emocional de recrear nuestros sabores

Preparar sandwiches venezolanos en España no es solo cuestión de ingredientes: es un acto emocional. Cuando hacemos un sándwich de pernil con pan gallego o uno de diablitos con paté local, no solo calmamos un antojo: recuperamos un recuerdo.
Es como si de repente la cocina de nuestra casa europea se llenara de voces familiares, de risas, de amigos, de meriendas en la escuela o de Navidades en familia.
Además, compartir estos sabores con amigos españoles o europeos abre puertas. Les mostramos un pedacito de nuestra cultura, les enseñamos que un simple sándwich puede tener historia, identidad y hasta nostalgia.
Cómo preparar tu propio recetario migrante

Una buena idea es ir probando combinaciones y anotar las que funcionan mejor. Un recetario de sandwiches venezolanos “a la europea” puede convertirse en un tesoro familiar.
- Sustituimos pernil por jamón asado al horno.
- Usamos pan de leche para el jamón planchado.
- Reemplazamos diablitos por paté ibérico con mayonesa.
- Probamos quesos gouda, manchego o edam en lugar del amarillo venezolano.
Cada sustitución es una adaptación, pero también una manera de crear nuevas tradiciones sin dejar de honrar las antiguas.
Más que un bocado, una historia

Los sandwiches venezolanos son parte de nuestra memoria culinaria y, aunque vivamos en España o en cualquier lugar de Europa, podemos recrearlos con productos locales.
No se trata de encontrar sustitutos perfectos, sino de mantener vivo el sabor de nuestra tierra en nuevas versiones.
Un pan gallego relleno de cerdo asado puede devolvernos el espíritu del pernil navideño. Un jamón caramelizado en sartén nos recuerda al jamón planchado de la panadería…
Recrear estos sándwiches es mucho más que cocinar: es resistir al olvido, es darle un mordisco a la nostalgia y convertirla en fuerza. Porque aunque cambiemos de país, seguimos siendo los mismos.
Y mientras sigamos diciendo “vamos a hacer un sándwich de pernil” o “qué ganas de un diablito”, las palabras venezolanas y sus costumbres seguirán acompañándonos en cada mesa, en cada merienda y en cada recuerdo compartido.
En Curiara, sabemos que emigrar es un acto de valentía y que detrás de cada persona que prepara un sándwich de pernil, de pollo con aguacate o de diablitos lejos de casa, hay una historia de amor y de esfuerzo.
Apoyamos a los valientes que, desde la distancia, sostienen a sus familias con alegría y dedicación.
Queremos recordarte que no estás solo en este camino: cada receta que adaptas, cada sabor que compartes y cada recuerdo que revives son también una manera de seguir construyendo futuro con orgullo y con raíces firmes.