José Gregorio Hernández es más que un nombre en la historia de Venezuela, es un símbolo de fe, esperanza y solidaridad.
El pasado 25 de febrero, el Papa Francisco aprobó la santificación de quien será pronto San José Gregorio Hernández, el primer santo venezolano. Para millones de venezolanos dentro y fuera del país, este reconocimiento es motivo de orgullo y emoción, un homenaje a un hombre que dedicó su vida a ayudar a los más necesitados con amor y humildad.
Su historia es la de un médico entregado, un hombre de profunda fe y un símbolo de la bondad que define a nuestro pueblo. Para quienes han tenido que emigrar, su legado se siente más fuerte que nunca, recordándonos los valores que llevamos en el corazón sin importar la distancia.
En este artículo, recorreremos su vida, sus milagros y el significado de su santificación para los venezolanos en todo el mundo. Porque hoy, más que nunca, su luz nos une.
La vida de un hombre extraordinario: historia, fe y legado

José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en un pequeño pueblo llamado Isnotú, en el estado Trujillo.
Desde niño mostró una gran curiosidad por el conocimiento y un profundo amor por Dios. Su sueño inicial era ser sacerdote, pero con el tiempo comprendió que su verdadera misión estaba en la medicina, en sanar cuerpos y almas.
Estudió en la Universidad Central de Venezuela, donde se graduó con honores como médico. Su sed de aprendizaje lo llevó a viajar a Europa para especializarse y traer a Venezuela los últimos avances en medicina.
A su regreso, no solo se convirtió en un brillante docente e investigador, sino también en el médico que atendía gratuitamente a los más pobres. No le importaba si sus pacientes no tenían dinero, siempre encontraba la forma de ayudarlos.
Pero su vocación iba más allá de la medicina. José Gregorio intentó varias veces convertirse en sacerdote, incluso ingresó a órdenes religiosas en Italia, pero su frágil salud no le permitió seguir ese camino.
En lugar de rendirse, decidió vivir su fe desde su profesión, convirtiendo cada consulta en un acto de amor y cada paciente en una oportunidad para servir a Dios.
El destino le tenía preparada una partida inesperada. El 29 de junio de 1919, después de comprar medicinas para una persona necesitada, fue atropellado en Caracas y falleció poco después.
Su muerte dejó al país en luto, pero al mismo tiempo sembró la semilla de una devoción que no ha dejado de crecer. Su tumba en la iglesia de La Candelaria se convirtió en un sitio de peregrinación, donde miles de personas acuden con fe a pedirle favores y a agradecer los milagros que le atribuyen.
¿Cuál fue su legado?
Al poco de morir, José Gregorio Hernández comenzó a convertirse en objeto de devoción para muchos en Venezuela.
Su imagen puede encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos y afiches. También está presente junto a las camas de los enfermos y en las tumbas de los difuntos, donde sus seres queridos claman por su protección.
En muchos hogares venezolanos, figurillas con su imagen adornan los altares familiares: su traje de chaqueta, su bigote y su sombrero negro son inconfundibles.
Más de un siglo después de su muerte, José Gregorio Hernández sigue siendo un símbolo de fe y esperanza, un santo del pueblo que nunca ha dejado de estar presente en el corazón de los venezolanos.
Su legado es el de un hombre bueno, humilde y generoso, un ejemplo de lo mejor de nuestro país. Y ahora, con su santificación, su luz brilla aún más fuerte, uniendo a todos los venezolanos, dentro y fuera de nuestras fronteras, en un mismo sentimiento de orgullo y esperanza.
El camino hacia la santidad de José Gregorio Hernández: su beatificación y canonización

La gente en Venezuela siempre supo que José Gregorio Hernández era un santo, mucho antes de que la Iglesia lo reconociera oficialmente.
Su fama de hombre bondadoso, su entrega a los más necesitados y los milagros que comenzaron a atribuirle hicieron que su figura creciera con los años.
Su beatificación fue un sueño largamente esperado por los venezolanos, un proceso que comenzó en 1949 y que avanzó lentamente hasta que, en 1985, el Vaticano declaró “Venerable”, el primer gran paso en el camino a la santidad.
Pero todo cambió en 2020, cuando el Vaticano reconoció un milagro atribuido a su intercesión: la recuperación inexplicable de una niña que había recibido un disparo en la cabeza y que, contra todo pronóstico, sobrevivió sin secuelas.
Ese fue el milagro que permitió su beatificación el 30 de abril de 2021 en una emotiva ceremonia celebrada en Caracas. Fue un momento de alegría y esperanza para millones de venezolanos dentro y fuera del país, que veían cómo su querido doctor de los pobres se acercaba aún más a los altares.
Y finalmente, el 25 de febrero de 2024, llegó la noticia que todos esperaban: el Papa Francisco aprobó su canonización, convirtiéndolo en el primer santo venezolano de la historia.
Este reconocimiento oficial es un motivo de inmenso orgullo para Venezuela, un país que ha atravesado tiempos difíciles y que encuentra en la figura de José Gregorio un símbolo de fe y unión.
Ahora, más que nunca, su legado brilla con fuerza, recordándonos que la bondad, la humildad y la solidaridad son los valores que realmente trascienden el tiempo y las fronteras.
Milagros y devoción popular

José Gregorio Hernández no solo fue un hombre de ciencia, sino también un hombre de fe profunda. Y esa fe ha trascendido generaciones.
Desde su muerte, su imagen comenzó a ser un símbolo de esperanza para todos aquellos que buscaban un milagro o un alivio. Muchas personas han reportado curaciones, mejoras de salud e incluso milagros inexplicables, que atribuyen a la intercesión de José Gregorio.
Son muchos los que aseguran haber superado graves problemas de salud gracias a su intervención divina.
Uno de los milagros más conocidos y que permitió el avance en su proceso de canonización fue el caso de Yaxuri Solórzano, una niña de Guárico que en 2017 fue víctima de un asalto y recibió un disparo en la cabeza.
A pesar de que los médicos no daban esperanza de que pudiera sobrevivir, y mucho menos sin secuelas permanentes, la niña se recuperó de manera milagrosa. Su madre, durante su convalecencia, rezó con fervor a José Gregorio, pidiéndole que intercediera por la salud de su hija.
Después de estudiar el caso, la comisión eclesiástica determinó que la curación de Yaxuri fue un milagro atribuido a la intervención del doctor.
Además de estos testimonios, la imagen de José Gregorio Hernández sigue estando presente en los hogares, hospitales, y en las calles de Venezuela. Su figura, con su traje de chaqueta, su bigote y su sombrero negro, es un símbolo de fe, esperanza y protección.
José Gregorio Hernández, el médico de los pobres y ahora santo, sigue siendo un pilar de fe para los venezolanos, en especial para aquellos que, estando lejos de su tierra, sienten que su luz sigue guiándolos y acompañándolos.
Su legado va más allá de la medicina; es un recordatorio de que, en medio de las dificultades, la fe puede mover montañas.
Un símbolo de unidad y esperanza para los venezolanos

La canonización de José Gregorio Hernández ha sido un momento de inmensa alegría para todos los venezolanos, especialmente para aquellos que, por diversas razones, hemos tenido que dejar su tierra.
Su santificación no solo es un reconocimiento a su vida y su obra, sino también un faro de esperanza para los millones de venezolanos que viven fuera del país.
En medio de las dificultades que atraviesa la diáspora, José Gregorio se ha convertido en un símbolo de unidad, un recordatorio de la bondad y la fe que siempre han caracterizado al pueblo venezolano.
Para los que hemos tenido que emigrar, este reconocimiento oficial es más que un motivo de orgullo, es una conexión emocional con la tierra natal, un lazo espiritual que sigue vivo a pesar de la distancia.
La figura de José Gregorio Hernández ha estado presente en cada oración, en cada pensamiento de muchos venezolanos que lo veneran como un protector, como el amigo cercano que siempre está allí, intercediendo por el bienestar y la paz de quienes lo invocan.
En Curiara, nos llena de orgullo y emoción la santificación de José Gregorio Hernández, el primer santo venezolano. Como venezolanos, este reconocimiento es un motivo de alegría y esperanza que nos une y por ello lo queremos celebrar con todos vosotros.